El antiguo Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña rodeado de un halo de misterio y caldo de cultivo para miles de leyendas, se convirtió durante unos años en Albergue Juvenil. Sus habitaciones se llenaron con luz y color, con risas infantiles y juegos. Pero uno de los pabellones, que nunca llegó a ser restaurado, auguraba su triste final.
Para mí fue un lugar donde viví, trabajé, disfrute y sobre todo amé inmensamente, amores de verano escondidos por sus rincones más recónditos. Hoy todo eso no son más que ruinas y no puedo evitar volver la vista atrás con nostalgia del tiempo vivido, de los besos robados, de las caricias dadas.
Esta serie está dedicada a esos mis amores de verano, que también son ya bellas ruinas en mi memoria.
4 comentarios:
Uuauuuu Mónica! que suerte tuviste de estar ahí cuando estaba habilitado y habitable... Yo he estado varias veces y también tengo fotos, lo que pasa es que nunca las he editado ni seleccionado, el Cristo que hay a la entrada es brutal... Muy bueno el post! Por cierto, soy Mario, tu compi de Hª de la foto!
Hola Mario, gracias por pasarte por aquí. Sabes? creo que todo en la vida tiene sus pros y sus contras, y el hecho de que sea un poco viejuna, me ha permitido formar parte de la historia de ese lugar, hay un poco de mí en esos rincones y de algún modo, algo de ellos quedo impregnado en mí. No podía evitar revivir situaciones cada vez que entraba en una dependencia y pisaba entre los escombros, era una sensación extraña, entre el dolor de recordar lo perdido y la felicidad por volver a estar allí. Lo que tengo claro, es que pienso volver, este post no acaba aquí.
Monicaaaaaaa dime donde esta el sanatorio, que yo tengo que visitar eso me ecnantaaaaaaaa
El Sanatorio de Tuberculosos es lo que después fue el Albergue de Sierra Espuña, está cerca de Casa Leyva. Cuando quieras te llevo, yo tengo pendiente otra incursión, esta vez acompañada por mi trípode, que lo eche mucho de menos.
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